Ya ha pasado otro año más y parece que ha pasado una eternidad desde la anterior Semana Santa. Pero ya está aqui!!. Hoy he comenzado con la rutilla de todos los años. Quiero poder igualar el récord del año pasado, ver todas la procesiones (todas, todas). No se si alguna vez lo habré dicho. Mi historia con la Semana Santa es algo particular. Me encanta (aunque ni loca me metería debajo de un paso o saldría de nazareno; ya me pillaron de chica y una ha escarmentado). Pero mi devoción por esta fiesta es totalmente pagana, no tiene nada de religiosidad. Me gusta por la tradición que conlleva, por ser una de tantas señas de identidad que tenemos. Pero no por Fe; la fe no tiene nada que ver en este asunto.
La Semana Santa me emociona. Cuando llegan estas fechas me entra un "nosequé" especial que no sabría describirlo, pero que está ahí, en el ambiente, en mí. Me gusta el espíritu que envuelve a las calles, me gusta la visión que me transmiten los monumentos históricos cuando se enorgullecen al paso de las distintas cofradías (les da un halo místico: catedral, alcazaba, casco antiguo). Y qué curioso que ésta es la única época del año en la que puedo tolerar el olor a incienso. Puede ser porque se expande en un espacio abierto (de otra manera me produce arcadas).
En fin, qué os puedo contar yo de la Semana Santa. Solo que me gusta, me apasiona y me vuelve nostálgica. Y os invito a que alguna vez en vuestra vida podáis participar de este sentimiento o por lo menos disfrutar del momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario